El edificio se encontraba aproximadamente a 39 metros sobre el nivel del suelo. Se trataba de una superestructura de hormigón armado, con pórticos, adyacente a una nave y varias infraestructuras en funcionamiento, cuya integridad, operatividad y seguridad debían garantizarse durante todo el proceso de demolición.
Excepcionalmente utilizamos equipos de corte diamantado para realizar actividades hasta 30 metros de altura, con el apoyo de una grúa sobre orugas con una capacidad máxima de 200 toneladas. Por debajo de los 30 metros, recurrimos a medios mecánicos pesados: máquinas giratorias hidráulicas con pluma de largo alcance, equipadas con herramientas de corte y trituración de hormigón y acero.
Esta metodología permitió una demolición eficiente cumpliendo con requisitos ambientales, como bajos niveles de ruido y contaminación atmosférica.
Como en otros proyectos de esta naturaleza, los residuos inertes resultantes fueron procesados in situ mediante equipos de trituración, realizándose la separación magnética de la varilla de acero existente en la armadura de hormigón, mediante un electroimán, y la separación granulométrica de la fracción mineral hasta un tamaño de grano inferior a 5 cm, y estos materiales pueden utilizarse posteriormente como áridos de construcción, concretamente para el relleno de cavidades, tout-venant para vertederos, bases y subbases de carreteras.